martes, 12 de junio de 2012

I

Me comparto tanto con la soledad, que no llego a distinguir si aun alguien queda en mi recuerdo.
En noches como estas, amo oír los ruidos de los coches. Pasan tan rápido, tan desatentos, que no perciben quienes también andan por ahí.
Oigo al viento soplar, y esta vez sopla demasiado fuerte, (creo que es una buena excusa para no salir de casa).
Nuevamente vuelvo a la cama, aunque esto de dormir ya no me guste tanto.
Todo se torna asquerosamente aburrido. Nada me hace reír pero tampoco llorar, ni siquiera entiendo por que motivo sigo conservando mis sentidos.




No hay comentarios:

Publicar un comentario