martes, 27 de septiembre de 2011

Claro que lloré, pero más tarde reí;
porque tropecé y luego caí , hasta que me pude levantar.
Me lastimé, me arrugué, y me volví a curar.
Me enrosqué los pies con la soga que pretendía saltar, pero al fin estoy a salvo.
¿qué sentido tiene que ahora quiera escapar? Si siempre seré yo, distinguiéndome entre los demás.
Porque puede que intente cambiar, pero hay algo en mí que seguirá vivo.
Así como puede que le eche leña al fuego, y vaya ardiendo hasta hacerse inmenso, pero será ese mismo, que de a poco fue creciendo, hasta llegar al extremo, sin darse cuenta que en cualquier momento se podía apagar.

Que pena apuntar a lo alto, cuando desde abajo, se ilumina mucho mejor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario